Tras las campanadas, un año de nuevas expectativas se abre ante nosotros, y, por supuesto, de buenos propósitos. Creo que hay dos que son las estrellas en el ranking por ser de las más deseadas en el universo de las voluntades. El primero, dejar de fumar, fácil después de cómo te sientes tras los atracones navideños. El segundo, quitarse de encima esos kilos de más, que ya venían de antes del pavo y el turrón; y que, a pesar de incomodar, empiezan a formar parte de nosotros, y a los que les hacemos el hueco de la justificación.
Y voy a añadir un tercer propósito, que está de moda: apuntarse al gimnasio. Aparece ante nosotros como la panacea de ayuda de todo lo anterior.
Dejar de fumar mejora el aspecto de la piel, además de saborear mejor lo que comemos, con lo que se disfruta mejor de los alimentos. Os lo dice una exfumadora. Adelgazar aumenta la autoestima y hacer sentirse más guap@. Y, si lo acompañamos con un buen tono muscular y mejor flexibilidad, puede ser increíble.
Los tres requieren de fuerza de voluntad y disciplina, y los tres tienen una clara repercusión en nuestro físico. Son estupendos propósitos, los mismos que, año tras año, son abandonados por un gran número de voluntariosos decepcionados.
Por eso, os propongo dar un repasito a cosas que sí hacemos, que influyen de forma determinante en nuestro aspecto. Revisar hábitos que tenemos instalados en nuestra vida, porque un día decidimos que ése era nuestro estilo de ropa, de pelo, de zapatos o tipo de bolso, pendientes etc.
A veces nos acomodamos tanto, que solo nos identificamos con esa imagen de nosotros mismos. Pero la vida avanza alrededor nuestro, y los conceptos estéticos evolucionan, y corremos el riesgo de quedarnos con una imagen de ayer.
Si te propones modificar tu estilo de vestir, el primer consejo es tener cuidado a quién le pides opinión. Los hijos quieren verte como siempre, porque ése es su ideal. Tu pareja te pueden proponer su ideal de mujer (o de hombre) que no necesariamente se tiene que corresponder con tu personalidad. Ellos (o ellas) también se han podido quedar en la imagen de su madre (o padre).
Y las amigas casi siempre aconsejan lo que a ellas les gusta, sin aplicarlo a tu forma de ser. Porque, ojo, lo más importante de los asesores de imagen es que no solo vestimos el cuerpo, ensalzamos vuestra personalidad.
Si me lo permites vamos a darle un repaso al armario, vamos a buscar el estilo de pelo ideal para cada ocasión, así como ajustar el maquillaje a las facciones y a la situación. No es lo mismo la cena de Nochevieja que tu boda. Revisaremos el arsenal de collares, pañuelos y complementos que acumulamos, y nos da pena tirar. Pero, eso será en el próximo artículo; mientras, una tarea fácil para este mes: revisa tu álbum de fotos desde tu Ayer hasta Hoy.