"Todo cambio de imagen debe ser consecuencia de un cambio de actitud."
En nuestro encuentro anterior te puse tarea. ¿Recuerdas? Si ya le has dado un repaso al álbum del ayer, ése en el que casi apenas te reconoces, y a la lista de propósitos de Año nuevo, que quizás consideras imposible, seguro que puedes ser de las personas que están deseando que pase esta época de rebajas para que los escaparates se conviertan en provocadoras y atractivas propuestas, y poder dejar atrás las viejas ideas.
Esa ropa de la nueva temporada te puede trasladar al dilema del "ser o no ser", que le llamo yo, y que, traducido, es hacerle caso al duendecillo del cambio que hay en ti y darle un giro a tu imagen. Por contra, puedes volver a rellenar el armario con el mismo tipo ropa, con el nuevo color de temporada, que al fin y al cabo ésa es tu imagen, porque te sientes bien con ella.
Pero, si te asalta la duda por algo será. Por experiencia, puedo decir que, casi siempre, los cambios comienzan por el pelo y esto sería perfecto si se complementara con el resto de los elementos que componen una imagen personal, con un estilo definido que te favorezca, de forma que no dejes de ser tu misma.
Definir un estilo personal actualizado es como un puzle, donde cada pieza, cabello, maquillaje, ropa y complementos tienen que encajar con tu actitud de vida, y con la personalidad que vas adquiriendo a lo largo de la misma.
Los elementos más significativos, los que más van a ayudar a definir el cambio de estilo son los que se consideran complementos, es decir, los que adornan o complementan a tu imagen principal, que son tu cara y cuerpo, que, además de por las proporciones que tengan, se verán acompañadas de un imponderable principal: tu gusto y tu forma de ser.
La ropa tiene importancia no cabe duda pero, por mucho que cambies el contenido del armario, si tu pelo es el de siempre, así como el tipo de joyas, adornos y zapatos, los demás te verán igual. Podemos comenzar con pequeños detalles, por ejemplo: Si no tienes costumbre de maquillarte ni aportarle luz a tu cara, prueba a darle una crema hidratante acorde a tu tipo de piel. Ponte un poquito de máscara de pestaña, y un brillo de labios sin color, sólo un ligero anaranjado para pieles “amarronadas” o nacaradas y un ligero rosado para pieles macilentas, o morenas y amarillentas.
Si estás acostumbrada a maquillarte, quizá es el momento de buscar el consejo profesional para adaptar tu maquillaje de siempre a los cambios que han ido apareciendo en ti, y aportar luz para ganar expresividad y frescura.
Juega a cambiar los volúmenes de tu pelo antes de decidirte a cortarlo. Péinalo de distinta manera. Busca una imagen que te guste, en color y forma, y con la que te sientas identificada. Consúltalo con tu peluquero de confianza.
Revoluciona tu armario y atrévete a hacer combinaciones distintas de las que acostumbras; esa chaqueta monísima, que no te casa con nada, ve probándola con otro pantalón y ponle un tacón o, al contrario, ponle botas a lo que siempre te imaginaste con zapatos. Cambia los largos de las faldas en proporción inversa al alto y la fineza del calzado. Descubrirás formas distintas de verte y, por favor, siempre con una actitud de modelo frente a la intimidad de tu espejo. Este es el siguiente ejercicio, hasta la próxima cita conmigo, aquí en Ayer &Hoy.