Hace unos días, un cliente me dijo, nada más sentarse en el sillón: ¡No hablo de Covid, ni de política! Me encantó. Tiene un gran sentido del humor y es inteligente. Me dio la idea para hacer de este artículo un espacio de estilo que nada tenga que ver con nuestra realidad actual. Te voy a hablar de dos de mis pasiones, y que son inspiradoras, para mí, y para la forma en la que veo la peluquería, mi profesión.
La arquitectura y la moda tienen en común que ambas hacen, de necesidades básicas cómo vestir y cobijarse, estructuras que pueden rayar en arte. Son muchos los diseñadores y arquitectos que se han inspirado en las creaciones de una y otra disciplina para crear formas y volúmenes, espacios y vestuario de una belleza esplendorosa, siendo funcionales al mismo tiempo. Decía Coco Chanel que la moda es arquitectura, una cuestión de proporciones. Yo digo lo mismo del cabello.
Diseñadores que han construido vestidos casi esculturales propiedad en edificios emblemáticos como Viktor & Rolf, en la ópera de Sidney, que fue una colección de vestidos para novias. Al diseñador español Balenciaga, le llamaban el arquitecto de la Alta Costura, porque diseñaba vestidos, que aún siguen siendo icónicos, por como trabajaba sus volúmenes, esculpiendo la figura femenina.
Son muchos los diseñadores que han tenido formación como Arquitectos antes de ser diseñadores. Pierre Balmain, Gianni Versace, Tom Ford, Gianfranco Ferré o los españoles Paco Rabanne, que comenzó utilizando la geometría en sus ya icónicos vestidos, y, actualmente Josep Font, con sus inconfundibles cortes triangulares que crean espacio y volumen en torno a la figura.
También algunos arquitectos han participado en el mundo de la moda con éxito, diseñando colecciones, bolsos y zapatos y joyas. Zaha Hadif, quien diseñaba edificios de volúmenes fluidos sin aristas, que parecen tener movimiento, un concepto ideal para una colección de joyas que realizó para Swarovski, o la versión del icónico bolso de Louis Vuitton. Una contribución desde su manera especial de concebir las formas, que actualiza el modelo dándole una imagen futurista.
También Frank Gehry, famoso en España por su museo Guggenheim de Bilbao, colaboró con la emblemática firma de joyas Tiffany, recreando su concepto de giros y curvas en brazaletes y anillos en plata, oro y por supuesto en Titanio.
La unión y colaboración de Arquitectura y Moda han enriquecido ambas profesiones, y se demuestra en la singularidad de sus trabajos. Son muchos los modistos que han utilizado espacios arquitectónicos de prestigio para hacer sus desfiles, por ejemplo el gran Karl Lagerfeld en Le Grand Palais de París, o Louis Vuitton en el Museo de Arte Contemporáneo de Niterói (Brasil), diseñado por el reconocido arquitecto brasileño Oscar Niemeyer, un enamorado de Asturias, al que regaló el diseño del Centro Cultural que lleva su nombre y que inauguró con 103 años.
Si los modistos-as han contribuido a embellecer la figura humana aportando a la necesidad básica de vestirse una visión artística, los arquitectos han hecho otro tanto con la de cobijarse. Son grandes arquitectos los que han aportado belleza y singularidad a las sedes de Dior, Chanel, Gucci y muchas otras firmas de moda, que nos encantan por su estilo y diseños especiales.
Te invito a buscar en redes los diseños y edificios, de los que te he hablado, para admirar sus peculiaridades y disfrutar de las creaciones, tanto de moda como de arquitectura. Descubrir qué hay detrás de cada cosa que vemos nos da su auténtico valor. Hoy, hemos conseguido hablar de otro tema, aún así cuídate y cuida a los que te rodean. Nos vemos en la próxima.