Como no recordar aquel posado frente al fotógrafo, imposible olvidar aquella foto que con tanto orgullo, era expuesta en el mejor lugar de la casa, ese salón que sólo se utilizaba para las visitas. Con carita de niña, no sabemos si buena o no, pero de sonrisa estática, como postiza, esa foto en blanco y negro, tenía un no sé qué insulso, que odiabas y que a la primera oportunidad, guardaste en el álbum familiar. Ese que sacamos de higos a brevas, en las reuniones familiares, para reírnos de las pintas que teníamos todos en el día de nuestra primera comunión.
Aquella época, en la que la hermana mayor tenía el privilegio de estrenar el vestidito almidonado con alforzas y can can, de princesa o marinero por un día, el mismo que después iba pasando por las herederas y hermanos más pequeñ@s , que se sentían, o nos sentíamos, un poco menos princesas, porque ese vestido, al fin y al cabo, no era el suyo. Pero, el momento mágico de ponerse frente al fotógrafo nos convertía en protagonistas. Lo que aun no sabíamos es que esa foto nos acompañaría toda la vida.
En estos tiempos el momento de búsqueda del vestido es igual de ilusionante que siempre, cada niña se siente especial. Pero actualmente, la elección de su súper vestido no depende solo de la madre y las abuelas; pues son ellas, las niñas las que tienen su propia opinión.
Estas generaciones, llevan desde pequeñitas en contacto con el mundo de la moda infantil, tienen armarios repletos de ropa, perfectamente conjuntada, zapatos y complementos incluidos. Les pasa lo mismo a la hora de ser fotografiadas, están posando desde la cuna, y se mueven como pez en el agua frente a una cámara, y, si el fotógrafo es bueno, la frescura y espontaneidad del reportaje está garantizada.
Hay tal variedad de vestidos de distintos estilos y formas que es imposible no encontrar ese estilo particular que hace a cada niña diferente, porque su forma de ser y su físico se identifican con el . Para conseguir esa imagen singular, y que no pierda su naturalidad infantil, es imprescindible no disfrazar a la niña. Un elemento principal es el peinado: no hacer transformaciones excesivas, que difieran mucho de la forma habitual de peinar su melena, es la clave. Hidratarle la piel de la cara y los labios para la sesión de fotos, y dejar que su felicidad e ilusión hagan el resto. Seguro que sus fotos serán un bonito y espontáneo recuerdo en el futuro.