Me pongo a escribir en un momento difícil para todos, y cuando digo todos, todos somos, porque no hay país que no esté pasando por un creciente y despiadado aumento de contagios.
Pese a ello, aquí estamos tras un año de adaptación, porque los humanos somos, principalmente, seres supervivientes y esa supervivencia depende de la capacidad que desarrollamos, en cada experiencia de vida, para adaptarnos al medio en el que vivimos, especialmente en situaciones adversas , es por ello que estoy convencida de que, esta situación va a sacar de nosotros esa capacidad innata para adaptarnos a lo que nos vaya deparando el futuro.
Lo que está claro es que, cada uno a su manera, con sus capacidades o la falta de ellas. Pero todos, indefectiblemente, habremos aprendido algo.
Ya en mi artículo anterior apuntaba la importancia de cuidarse y la unía a un concepto que está empezando a hacerse evidente, la unión de la tecnología y la naturaleza para dar soluciones a muchas cosas, aparentemente elementales, como por ejemplo el valor nutricional de los alimentos .
Gracias a la tecnología se ha podido sacar toda la información de los elementos que componen cada tipo de alimento, y la alta cocina, con estudios de alto nivel científico, ha creado formas y fórmulas para desarrollar, por ejemplo, sistemas de elaboración y conservación nunca vistas, lo que ha contribuido, no solo a satisfacer paladares exquisitos, sino a poner en valor el acto básico de comer, elevándole, tras estudios científicos, a fórmulas para aprovechar no solo las cualidades organolépticas de los alimentos, sino las que a una mejor forma de aprovechar los nutrientes, que hacen básico de alimentación no solo en un acto de alimentación o el más hedonista de disfrute, sino el concepto de alimentación de forma sana y equilibrada.
La ciencia del conocimiento y la tecnología se alían actualmente para conseguir tratamientos de belleza ligada a la personalización, y cercana a la naturaleza del individuo, a través de su propia sangre, centrifugada para aislar el plasma con contenido en plaquetas, para regenerar la piel, el cabello, herida, articulaciones, sin provocar rechazos ya que es la sangre propia de la persona la que es usada para su tratamiento.
Se están desarrollando técnicas de extracción de células madre del tejido adiposo para futuros tratamientos de rejuvenecimiento, de regeneración de tejidos y, posiblemente, en esa línea estará la tan esperada solución a las calvicies, no sólo la masculina, ya que actualmente están proliferando en mujeres caídas de cabello verdaderamente traumáticas de tipo inmunológico, que requieren un alto grado de investigación, a mi forma de ver, ya que están ligadas a nuestra forma de vida actual.
Otro descubrimiento interesante que une las dos vertientes, naturaleza y tecnología, es la importancia del estudio sobre la microbiota, el comportamiento de las bacterias buenas de nuestro organismo y su interacción entre el intestino, el cerebro, la piel y otros órganos, para mantenernos más sanos. Su descubrimiento valora la relación que existe entre nuestra forma de alimentarnos, o el impacto que produce el estrés, modificando el equilibrio de nuestra química orgánica, alterando, entre otros, nuestro sistema inmunológico, y como, cuidando nuestra alimentación y nuestra gestión emocional, podemos tener menos problemas físicos y una menor tendencia a enfermarnos.
Cuidemos la naturaleza y aprovechemos los avances de la ciencia y la tecnología, ese será el equilibrio de un futuro deseable, tal como nos muestra los acontecimientos actuales. Cuidarnos y adaptarnos a las circunstancias, como los seres supervivientes que somos, nos sacará de ésta. Nos vemos en la próxima.